Crecimiento y Desarrollo: Revisión de los Principales Indicadores.

Crecimiento y Desarrollo

Para valorar el crecimiento y desarrollo de un niño se realizan las medidas antropométricas y se toman como referencia las tablas de percentiles. Los principales indicadores de crecimiento son el peso, la talla y el perímetro cefálico. Se consideran normales los valores dentro de la media más menos 2 desviaciones estándar. Revisamos a continuación cada uno de los indicadores relevantes para la valoración pediátrica en la consulta.

El crecimiento normal es la progresión de los cambios en altura, peso y circunferencia de la cabeza que son compatibles con los estándares establecidos para una población determinada. La progresión del crecimiento se interpreta en el contexto del potencial genético de un niño en particular. El crecimiento normal es un reflejo del estado general de salud y nutrición. La comprensión de los patrones normales de crecimiento permite la detección temprana de desviaciones patológicas (p.e. aumento de peso deficiente debido a un trastorno metabólico, baja estatura debido a una enfermedad inflamatoria intestinal) y puede prevenir la evaluación innecesaria de niños con variaciones normales aceptables en el crecimiento.

Determinantes del Crecimiento y Desarrollo Normal

El crecimiento somático y la maduración biológica se ven influidos por varios factores que actúan de forma independiente y en conjunto para modificar el potencial de crecimiento genético de un niño. La influencia de la nutrición materna y el ambiente intrauterino se reflejan principalmente en los parámetros de crecimiento en el momento del nacimiento y durante el primer mes de vida, mientras que los factores genéticos tienen una influencia posterior. El coeficiente de correlación entre la talla al nacer y la talla adulta es de sólo 0.25 al nacer, pero aumenta a 0.8 a los dos años de edad.

Aunque se refleja principalmente en los parámetros de crecimiento al nacer, se han descrito las influencias a largo plazo de la nutrición materna y el entorno intrauterino sobre el crecimiento posterior y el desarrollo puberal. Los estudios en diversas poblaciones han demostrado una asociación entre el crecimiento acelerado o el rápido crecimiento en la infancia o la primera infancia y la obesidad posterior, lo que sugiere que los mecanismos que señalan y regulan el crecimiento acelerado en el período postnatal pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la obesidad. Las tablas de los patrones de crecimiento de la OMS los puedes encontrar aquí.

Peso en el recién nacido a término

El recién nacido a término pesa normalmente entre 2500 y 4500 gr., duplicando su peso al quinto mes, triplicándolo al 12o. y cuadruplicándolo para el segundo año de vida. Fuera del periodo neonatal, se determina bajo peso si se encuentra por debajo del percentil 3 para la edad. El la primera semana de vida, el peso del recién nacido puede disminuir en hasta un 5 a 10%. Una pérdida mayor al 10% se considera patológica. Conforme mejora la calidad de las tomas y la alimentación, el bebé recuperará su peso para el séptimo o décimo día. Para el cálculo del peso de un niño entre uno y seis años, se utiliza la siguiente fórmula:

Peso = (Edad en años x 2) + 8

Talla en el Recién Nacido a Término

La talla en el recién nacido es en promedio de 50 cm. y suele crecer un 50%, es decir, unos 25 cm. en el primer año. Crece 8 cm. en el primer y segundo trimestre y 4 cm. el tercer y cuarto trimestre. Los niños duplican su talla de nacimiento a los cuatro años. Más allá del periodo neonatal, se determina como talla baja si está por debajo del percentil 3 para la edad. Se puede utilizar la siguiente fórmula para calcular la talla de un niño normal de los dos a los 12 años:

Talla = (Edad en años x 6) + 77

Durante los primeros cuatro años de vida, la velocidad de crecimiento de la talla es la mayor de cualquier otro periodo del desarrollo. De los cuatro años hasta la pubertad los niños crecen de 5 a 6 cm. por año. Al llegar a la pubertad, vuelve a aumentar la velocidad de crecimiento, siendo precoz en las niñas y coincidiendo por lo general con el inicio del desarrollo mamario o Tanner II. El crecimiento se detiene a los cuatro años de iniciada la pubertad, continuando en los varones durante dos o tres años más a nivel del tronco. El indicador más sensible para detectar las anomalías del crecimiento es la velocidad de crecimiento.

Perímetro Cefálico en el Recién Nacido a Término

El perímetro cefálico al nacer mide 35 cm. en promedio y es mayor que el perímetro torácico. Al año de edad ambos perímetros se igualan, siendo posteriormente mayor el torácico.

Maduración Ósea

La maduración ósea es un indicador real de la edad biológica y se relaciona con otros aspectos de maduración fisiológica, tales como los cambios puberales. Los núcleos de osificación distales del fémur y proximales de la tibia están presentes al nacimiento. Posteriormente, se comparan los núcleos de osificación con los atlas de Greulich y Pyle para valorar la edad ósea. En los niños menores de un año se utiliza una radiografía de tibia izquierda, y en niños mayores de un año una de muñeca izquierda. Se considera patológico cuando hay una diferencia entre la edad ósea y la cronológica mayor a dos años.

Dentición

Entre los seis y ocho meses de edad brotan los primeros dientes, con los incisivos centrales inferiores como los iniciales. A los dos años de edad los niños ya deben tener su dentición completa. Se considera retraso de la dentición a la ausencia de piezas dentarias a los 15 meses, siendo la causa idiopática la más frecuente. Los niños por lo general mudan a los seis años, con el brote de los molares como los primeros dientes definitivos.

Desarrollo Psicomotor

Es de suma importancia conocer la secuencia normal del desarrollo psicomotor para detectar oportunamente las anomalías que orienten hacia patología neurológica. Existen múltiples eventos útiles en la evaluación del desarrollo psicomotor, siendo la prueba más empleada el test de Denver. Dicha prueba valora la socialización, el lenguaje y motricidad fina y burda en niños; desde el nacimiento hasta los seis años de edad. En prematuros hasta los dos años, es necesario restar los meses de prematuridad a la edad cronológica. Los hitos más relevantes del desarrollo psicomotor son:

  • 1.5 mes: inicia la sonrisa social.
  • 3 meses: inicia el sostén cefálico.
  • 4 meses: coge objetos grandes con la mano.
  • 5 meses: prensión alternante de objetos.
  • 6 meses: inicia la sedestación, que se completa a los ocho meses.
  • 8-9 meses: oposición del pulgar.
  • 9-10 meses: inicia el gateo.
  • 10-11 meses: comienza la bipedestación.
  • 12-15 meses: da los primeros pasos y emite su primera palabra real.
  • 18-22 meses: realiza combinaciones de dos palabras.
  • 24 meses: sube y baja escaleras, corre, apila cuatro o seis cubos para
  • formar una torre.
  • 5-10 años: el niño comprende que la muerte es un fenómeno permanente.

Reflejos Primitivos

Los reflejos del desarrollo también se denominan reflejos primitivos. Están mediados a nivel del tallo encefálico o de la médula espinal y generalmente están presentes al nacer. Desaparecen después de un tiempo definido, con la maduración de proyecciones descendentes e inhibitorias desde la corteza cerebral a los sistemas motores subcorticales. Estos reflejos pueden reaparecer más adelante en presencia de trastornos degenerativos. Los reflejos del desarrollo son anormales si están o son:

  • Ausentes durante el período neonatal.
  • Asimétricos (sugiriendo hemiplejia o monoplejía)
  • Persisten más allá de la edad en que deberían haber desaparecido normalmente.

Reflejo de Moro

El reflejo de Moro es provocado por la caída repentina de la cabeza del bebé en relación con el tórax. Da lugar a la abducción y extensión de los brazos del bebé y la apertura de las manos, seguido de la flexión (como queriendo dar un abrazo). Está presente a partir de las 32 semanas de gestación, está bien establecido a las 37 semanas de gestación y desaparece entre los tres y los seis meses de edad.

Reflejo de la Marcha

El reflejo de la marcha se obtiene manteniendo al bebé en posición vertical con los pies en contacto con una superficie plana. Esto inicia una acción escalonada y alternada de flexión y extensión de las piernas. Está presente a partir de las 32 semanas de gestación y desaparece entre uno y dos meses de edad.

Reflejos de Prensión

Los reflejos de prensión (palmar y plantar) están bien establecidos a las 32 semanas de edad y desaparecen a los tres meses de edad. Se realizan colocando un dedo en la palma del bebé, ocasionando el cierre de la mano. En el pie se coloca presión sobre el metatarso y ocasiona la flexión de los dedos. Se considera que la ausencia del reflejo de prensión plantar en el recién nacido a término se asocia a un mayor riesgo de desarrollar parálisis cerebral.

Reflejo tónico asimétrico del cuello

Se caracteriza por la extensión de las extremidades superiores e inferiores en el lado hacia el cual se gira la cabeza y el cuello con la flexión de la extremidad superior contralateral (postura de esgrima). Este reflejo se debe a la disminución de la inhibición cortical de la vía de la médula espinal laberíntica-tallo encefálico que subsiste la extensión de la extremidad. Este reflejo, cuando se observa como una postura de reposo en lugar de ser provocado, es anormal. El reflejo tónico asimétrico del cuello aparece a las 35 semanas de gestación, está bien establecido al mes de edad y desaparece a los tres o cuatro meses en un bebé de término, junto con la maduración de proyecciones inhibitorias descendentes de la corteza cerebral.

Reflejo de Galant

Se obtiene colocando al bebé en suspensión ventral y luego acariciando la región paravertebral desde el tórax hasta el área lumbar. Esto provocará el movimiento del tronco y las caderas del bebé hacia el lado del estímulo.

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