Ojo rojo: Datos clave para su diagnóstico y manejo

El ojo rojo es un signo clásico de inflamación ocular que puede ser causada por varias afecciones. La clave para el manejo es reconocer aquellos casos que requieren consulta oftalmológica de urgencia. A continuación lo que debes saber sobre este tema para mantenerte al día.
Conjuntivitis: causa más común de ojo rojo
Es la causa más común de ojo rojo, se caracteriza por dilatación vascular de los vasos sanguíneos conjuntivales superficiales, infiltración celular y exudación; Debe diferenciarse en base a la etiología
Conjuntivitis viral
La conjuntivitis viral es causada en el 80% de los casos por Adenovirus, que es altamente contagioso. El tratamiento es de apoyo y podemos incluir descongestionantes oculares, y lágrimas artificiales. En este caso los antibióticos tópicos rara vez son necesarios porque la coinfecciones bacterianas son poco frecuentes. Una medida para evitar la propagación de la conjuntivitis viral, es que los pacientes deben ser aconsejados para practicar lavado de manos estricto. En caso de que los síntomas no se resuelvan en de 7 días o si existe compromiso corneal se debe de referir con el oftalmólogo.
Conjuntivitis bacteriana
La podemos clasificar de acuerdo a la duración y gravedad de los signos y síntomas en hiperaguda, aguda o crónica.
Hiperaguda: Se asocia a menudo con Neisseria gonorrhoeae en adultos sexualmente activos. La infección tiene un inicio repentino y progresa rápidamente, lo que conduce a la perforación corneal. Se caracteriza por descarga abundante y purulenta; dolor; y disminución de la agudeza visual.
Aguda: Es la forma más común de conjuntivitis bacteriana en la atención primaria. Los signos y síntomas persiste por menos de 3-4 semanas. Es causada principalmente por Staphylococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae. Esta última es más común en niños.
Crónica: Se caracteriza por signos y síntomas que persisten durante al menos cuatro semanas con recurrencias frecuentes. Pacientes con infección bacteriana crónica siempre deben ser remitidas por un oftalmólogo.
Conjuntivitis alérgica
La conjuntivitis alérgica es la respuesta inflamatoria de la conjuntiva a los alérgenos como el polen, la caspa de los animales y otras. Afecta hasta el 40% de la población. Sólo alrededor del 10% de los individuos con conjuntivitis alérgica buscan atención médica. Los síntomas clásicos son enrojecimiento ocular y prurito. A la eversión del párpado pueden visualizarse papilas que son patognomónicas de esta.
El tratamiento consiste en evitar el alérgeno y uso de solución salina o lágrimas artificiales para diluir y eliminar los alérgenos. Descongestionantes tópicos, antihistamínicos, estabilizadores de mastocitos, antiinflamatorios no esteroideos, y los corticosteroides pueden estar indicados. En estudios recientes se demostró que, tanto los antihistamínicos como los estabilizadores de mastocitos fueron superiores al placebo en la reducción de los síntomas de la conjuntivitis alérgica.
El uso a largo plazo del vasoconstrictor nafazolina debe ser evitado por síntomas de rebote. Los esteroides deben usarse con precaución, recuerda que están asociados con la formación catarata y puede causar un aumento de la presión ocular, están contraindicados en caso de glaucoma.
Hemorragia subconjuntival
La hemorragia subconjuntival es otra de las principales causas de consulta por ojo rojo, que en ocasiones resulta más dramático de lo que es. Está es el resultado de la hemorragia de los vasos sanguíneos conjuntivales o epiesclerales en el espacio subconjuntival. Puede ser espontáneo, traumático o relacionado con una enfermedad sistémica. La presentación clásica implica a un paciente sin dolor de ojo o trastorno visual que descubre el ojo rojo en el espejo o de un amigo o familiar preocupado.
Ocasionalmente, el hematoma subconjuntival puede ser más extenso, elevando así el tejido conjuntival superpuesto y conduciendo a un malestar excesivo ya una irritación superficial debido a la exposición o parpadeo. En casos raros, la conjuntiva redundante elevada queda atrapada y comprimida entre las tapas, creando aún más malestar y tinción conjuntival punteada superficial o abrasiones conjuntivales francas. Entre las causas más comunes puede ser idiopática, por maniobras de valsalva, traumática, trastornos hemorrágicos hasta secuelas de cirugía ocular.
Síndrome de ojo seco
El síndrome de ojo seco (queratoconjuntivitis sicca) es una afección común causado por la disminución en la calidad de la producción de lágrimas. Se asocia con el aumento de la edad, el sexo femenino, y algunos medicamentos (por ejemplo, anticolinérgicos). El diagnóstico se basa en la presentación clínica y pruebas diagnósticas. La precisión general del diagnóstico aumenta cuando se combina la osmolaridad lagrimal con la evaluación del índice de rotación del desgarro y la evaporación. Algunos pacientes con ojo seco pueden tener molestias oculares
sin anomalías de la película lagrimal en el examen físico. En estos pacientes, el tratamiento para el ojo seco puede iniciarse. Si se sospecha síndrome de Sjögren, deben realizarse pruebas de autoanticuerpos. El tratamiento incluye la aplicación frecuente de lágrimas artificiales durante todo el día y por la noche ungüentos lubricantes, que reducen la tasa de evaporación de la lágrima.
Abrasión corneal
La abrasión corneal se diagnostica con base a la presentación clínica y examen ocular. La clave es el ojo rojo y dolor ocular que se acompaña de fotosensibilidad. Es necesario los anestésicos tópicos a corto plazo para facilitar el examen ocular. A la tinción con Fluoresceína bajo el filtro de azul cobalto es confirmatorio el diagnóstico. Es importante que revises el patrón de la tinción que cuando encontramos ramificaciones sugiere infección por herpes. Tienes que revisar a la eversión del párpado superior y buscar que no se encuentren cuerpos extraños.
El tratamiento incluye la atención de apoyo, los ciclopléjicos (Atropina, escopolamina y tropicamida), y el control del dolor (con analgésicos tópicos u orales). El uso de esteroides está contraindicado en caso de abrasión corneal. Se indica la derivación a un oftalmólogo si los síntomas empeoran o no se resuelven en 48 horas.
Acerca de el tratamiento de abrasiones corneales simples con un parche los estudios recientes demostraron que no mejora las tasas de cicatrización en el primer día después de la lesión y no reduce el dolor. Además, el uso de parches produce una pérdida de la visión binocular. Por lo tanto, se recomienda que los parches no se deben utilizar para abrasiones corneales simples. Estos estudios aún no se centran en grandes abrasiones (>10mm).
Glaucoma
El glaucoma es la principal causa global de ceguera después de las cataratas. Se refiere a un grupo de enfermedades en las cuales el daño al nervio óptico es la patología común que conduce a la pérdida de visión. Los tipos más comunes de glaucoma son las formas de ángulo abierto y ángulo cerrado.
La presión intraocular alta (PIO) es el factor de riesgo mayor de pérdida de la visión de ambos glaucomas de ángulo abierto y cerrado, y el único que es modificable. El riesgo de ceguera depende del nivel de la presión intraocular, la severidad de la enfermedad, la edad de comienzo y otros determinantes de susceptibilidad, tales como la historia familiar de glaucoma
Al hacer referencia a un ataque agudo de glaucoma estamos directamente implicando un cierre angular primario y una urgencia oftalmológica. Al hablar de cierre angular, hacemos referencia al ángulo anatómico formado por el iris, la esclera y la córnea.
El cuadro clínico clásico es un paciente, quien presenta, de forma súbita y aguda ojo rojo, dolor ocular con irradiación a región hemicraneana, disminución de la agudeza visual generalmente unilateral, con visión de halos de colores alrededor de las luces. Además puede ir acompañado de síntomas vagales como náusea, vómito, mareo, cólicos abdominales y palpitaciones. Los síntomas se desarrollan generalmente en la madrugada o bien durante espectáculos que cursen con baja iluminación (cine, televisión o restaurantes), por la midriasis generada por la baja iluminación, la cual repliega el iris sobre el ángulo bloqueándolo.
El tratamiento va encaminado a disminuir la presión intraocular: Manitol al 20% a una dosis de 1 a 1,5 g por kilogramo de peso intravenoso para pasar en bolo durante 20 min. Simultáneamente se debe administrar acetazolamida oral a una dosis de 500 mg en una sola toma y continuar 250 mg cada 8 h. Betabloqueador tópico: timolol al 0,5%, 1 gota cada 12 h. Pilocarpina colirio al 2 %, se utilizan dosis de 1 gota 3 veces al día. Para aprender más acerca de glaucoma te recomendamos este artículo.
Referencias Bibliográficas
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Azari AA, Barney NP. Conjunctivitis: a systematic review of diagnosis and treatment. JAMA. 2013;310(16):1721-9.
Harasymowycz P, Birt C, Gooi P, et al. Medical Management of Glaucoma in the 21st Century from a Canadian Perspective. J Ophthalmol. 2016;2016:6509809.