Neumotórax a Tensión: Diagnóstico y Manejo en Urgencias
Cuando nos encontramos en el servicio de urgencias, todos hemos tenido alguna vez un paciente con disnea; sin embargo, ¿qué hacer ante la sospecha de un neumotórax a tensión? En ese momento la decisión que tomes puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte de tu paciente. En la siguiente revisión te damos los principales datos clínicos ante un neumotórax a tensión y su manejo en urgencias.
Se estima una incidencia de 7.4 casos por cada 100.000 habitantes al año en hombres y de 1.2 casos por cada 100.000 habitantes al año en mujeres. Estos datos no son confiables debido al gran número de pacientes que cursan asintomáticos y por tanto no acuden a los servicios de urgencias. Dentro de los factores de riesgo, el hábito de fumar se ha asociado a un 12% de riesgo de desarrollar neumotórax en comparación con los no fumadores.
¿Cuándo sospechar neumotórax a tensión?
Durante la exploración física encontrarás taquipnea, cianosis, hipotensión y taquicardia, timpanismo torácico y disminución en la transmisión de las vibraciones vocales, disminución o abolición del murmullo vesicular en el hemitórax afectado, e ingurgitación yugular. Un 10–20% de los casos de neumotórax espontáneos son asintomáticos. Cuando hay clínica, los síntomas más frecuentes son el dolor torácico profundo opresivo y que se exacerba con los movimientos respiratorios, así como disnea, tos seca irritativa y hemoptisis. En aproximadamente un 3% de los casos se produce un neumotórax a tensión.
El neumotórax a tensión es una emergencia y ante su sospecha debes iniciar la administración de oxígeno y realizar toracostomía con aguja, ya que la finalidad del tratamiento en cualquier tipo de neumotórax es la resolución de los síntomas mediante la evacuación del aire del espacio pleural y la reexpansión del pulmón.
Determina el tipo de neumotórax
Determina el tipo de neumotórax al que te enfrentas, ya que esto cambia completamente la perspectiva del manejo. El neumotórax primario ocurre en pacientes sin evidencia de otra enfermedad pulmonar subyacente y sin antecedentes de trauma. Aunque las anormalidades histológicas están generalmente presentes, asociadas en particular al consumo de cigarrillo, no se han manifestado por síntomas o pérdida de la función.
En contraste, el neumotórax secundario ocurre generalmente en pacientes con enfermedad pulmonar subyacente, comúnmente enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Es importante hacer esta distinción, ya que el neumotórax en un paciente con EPOC es mucho menos tolerado y tiende a responder menos al tratamiento.
Estudios que serán de utilidad
Dentro de las pruebas de imagen, el de elección es la radiografía PA de tórax en inspiración; sin embargo, cuando el neumotórax es menor al 15% del volumen pulmonar puede que éste no sea visible; entonces echa mano de una TAC. Este estudio es más sensible que una radiografía de tórax en la evaluación de pequeños neumotórax o neumomediastino. El neumotórax menor a 15% se diagnostica con más frecuencia mediante TAC, por lo que es el estándar de oro para la detección de neumotórax no evidente en la radiografía de tórax.
Manejo del Neumotórax
Debes asegurar la vía aérea y corroborar que tu paciente no se encuentre en choque haciendo una exploración física dirigida. Inmediatamente administra oxígeno ante la sospecha de neumotórax ya que el O2 acelera la velocidad de absorción de aire pleural. Al respirar oxígeno al 100%, en lugar de aire ambiental, la presión alveolar disminuye barriendo el nitrógeno y favorece que el oxígeno sea utilizado.
¿Aspiración o drenaje?
Se ha demostrado que la aspiración con aguja de mediano calibre (14-16 G) es tan eficaz como la utilización de agujas de gran calibre (20 F) en los drenes torácicos; además, su uso se asocia a una reducción en la necesidad de hospitalización y duración de la estancia intrahospitalaria.
¿Y la técnica ?
El punto más seguro, fácil y confiable para descomprimir un neumotórax a tensión es el 2do. espacio intercostal en la línea medioclavicular. Previa asepsia y antisepsia, se empuña la aguja con la mano dominante y se inserta perpendicular a la piel justo por encima del borde superior de la 3er. costilla (esto evitará que dañes el paquete neurovascular. Posteriormente se avanza la aguja hasta iniciar la salida del aire y entonces introduces el tubo. Retira la aguja guía revisando que ninguna de las marcas quede visible.
Se quita el tapón del catéter y se introduce el conector metálico de la llave de 3 vías. Se fija el catéter a la piel y se conecta a un sistema de aspiración (o se aspira con jeringa de 50 ml). Si es posible, intercala una válvula antirretorno (Heimlich) para el transporte. En caso de que presente fuga de aire persistente, con o sin reexpansión del pulmón, considera el uso de succión, aunque no hay pruebas de su uso rutinario. En las últimas recomendaciones de la British Thoracic Society Pleural Disease Guideline se recomienda su uso cuando persiste un burbujeo a través de un dren torácico después de 48 horas.
Considera referir oportunamente al paciente con el neumólogo en las primeras 24 horas, si el neumotórax no reexpande, existe recidiva, hay fuga persistente o alguna enfermedad pulmonar subyacente.
Referencias Bibliográficas
British Thoracic Society Pleural Disease Guideline Group: a sub-group of the British Thoracic Society Standards of Care Committee. BTS Pleural Disease Guideline 2010.
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Bintcliffe O, Maskell N. Spontaneous pneumothorax. BMJ. 2014;348:g2928.